Teniéndolo todo supuestamente bajo control,
Construyendo un terriblemente complicado laberinto.
Las florecillas que cuidaba con cariño en una pequeña caja están siendo pisoteadas.
Mientras, confiado en la ira y sin preocuparme de mi apariencia,
despierto mi débil orgullo.
En el humo negro que se puede ver débilmente en el lejano paisaje,
el humo que lo traga todo.
La malicia alcanza lo más profundo de mi pervertido sentido común,
mi derrumbado buen sentido
corre en mi interior a una velocidad endiablada,
y algo despertó con un atronador rugido.
Cuando él, traumatizado por la vida, y yo,
un puñado de paranoias.
En el humo negro que empuja las hélices, que se cruzan unas a otras cuando tienen la oportunidad.
El interminable humo negro cubre el bosque, las ciudades, a mí.
El mismo yo que sólo quería un amigo.
Si extiendo mis juguetes rotos hacia las hélices, éstas me darían unos nuevos.
Enamorado de la falsedad, mantuve mi mirada alejada del cielo de la realidad.
Ayer, hoy y mañana, el chico que fabricaba robots
Viviendo su día a día sin comer nada, seguro que vio el humo negro.
El interminable humo negro cubre el bosque, las ciudades, a mí.
El mismo yo que sólo quería un amigo.
El desenfrenado humo negro cubre el cielo, los edificios, a ti.
El mismo yo que sólo te quería a ti.
En una esquina de la cuadrada habitación, temblando en soledad.
Confiando mi cuerpo al humo que no se dispersará.
Con el viento encolerizado de la incertidumbre volviéndose loco.
El humo negro se eleva hasta los límites de la oscura y roja tierra.
Construyendo un terriblemente complicado laberinto.
Las florecillas que cuidaba con cariño en una pequeña caja están siendo pisoteadas.
Mientras, confiado en la ira y sin preocuparme de mi apariencia,
despierto mi débil orgullo.
En el humo negro que se puede ver débilmente en el lejano paisaje,
el humo que lo traga todo.