" La cigarra y el reloj"
Música y letra: Miya
Las emociones arden y se apagan en un cielo rojo,
como él y como ella, reflejos de lo oscuro en el fondo.
No, no es así, no puede ser,
ni siquiera tengo conciencia para cruzar mil años de espera.
Y en ese futuro prestado,
las respuestas puras ya no encuentran dónde resonar.
El segundero se detiene. Muere la emoción.
Shutter. Bomba lanzada.
¿Quién canta aún? ¿Para quién? Ya nada resuena.
Todo se rompe con crueldad. El blanco se quiebra,
se tiñe de negro, cubierto por el juicio.
Boys, be ambitious.
Incluso esa piel que vestimos.
Dibujamos círculos con triángulos en la nada.
¡Griten! ¡Vamos!
Ya está... estamos desgastados.
¿Será este el límite? ¿El telón final?
La tristeza del mundo cae como nieve
en la noche donde canta la cigarra.
—No hay remedio.
Un giro inverso, un cambio de mirada.
El segundero voló, no se ve, atrapado en concreto.
Arde la herida del brazo izquierdo.
Ya está oxidada, no puede sanarse.
Se ha fijado en la piel, no va a desaparecer.
25, 26, 27, 28 horas...
¿Hasta cuándo bailaremos en la oscuridad?
Ya está...
límite alcanzado.
El telón ha caído.
El límite se rompe,
y al alzar la vista…
Una historia de amor desesperada.
Una estrella que cayó como una bomba.
Hamilton... ¿Me habré equivocado?
La tristeza del mundo cae sin fin esta noche,
y canta la cigarra.